martes, 11 de octubre de 2011

¿No lo sientes?

No te das cuenta, ¿verdad?
La forma en que te miro, en que me sonrojo cuando de tus labios sale mi nombre, o como se me acelera el corazón cada vez que me tocas la nariz con la punta de tu dedo.
Probablemente si te dieses cuenta echarías a correr. Sé que no es lo que esperas de mi. Creo casi con seguridad que si en algún momento me atreviese a ir más allá de las apariencias, te horrorizarías.
Puede que me equivoque, y hasta deseo que sea así.. pero siento que esto podría acabar sin haber empezado si yo decidiese dar un paso más. (Paso más, que quizá sea un paso en falso).
Estaba tan ocupada en intentar negar la evidencia que olvidé lo que me decían los demás. Olvidé lo que me decía mi yo interior, y te olvidé a ti, ahí de pie, esperando una reacción. Aunque no sé a modo de qué.
Y así continua esto.. tú ahí, yo aquí. Distancia relativa.
Como si una noche cualquiera compartimos risas bajo un árbol, o si en cambio una capa de hielo me cubre de arriba a abajo y te ignoro fácilmente.
Y es posible que te sorprendas. O que te decepciones. En realidad, te dará igual, y en el fondo lo sé.
Ya basta de inútiles salidas imaginarias. De sueños que se cumplen en menos de una hora, porque lo hacen. A mi me pasa. Te veo en mi mente, tal y como quiero. Y al minuto apareces así, justo como pensaba.
Y siento miedo, alegría, fuego y frío. Alguien puede ir explicándome de qué va todo esto...
Más aún. Eres aquel. Aquel que un día decidió darme una oportunidad.
Todavía sigo con ganas de saber por qué no has dejado de intentarlo. Conmigo es de lo más sencillo morir en la búsqueda.

No hay comentarios:

Publicar un comentario